
CORRALCO
Reserva Nacional de Malalcahuello
Un 6 de noviembre del 2015, partimos Cata y Cindy cual Thelma y Louis al sur juntas en auto. Este fue un viaje completamente express, así que aún nos queda mucho por recorrer. Íbamos rumbo a la competencia de Trail Running "Corralco Challenge", en la región de la Araucanía. Tras un buen actuar que tuvimos, amigos de una productora nos dejaron alojar gratis en su cabaña...cosa que nos vino de perilla, ya que íbamos dispuestas a dormir en el auto (con un bidón de agua, toallitas húmedas y algo de comida jaja).
La competencia fue por un hermoso circuito bordeando el volcán Lonquimay. No ahondaré en la competencia misma (ya que no es parte de la idea que empezamos con el blog), y considerando que además me retiré porque tengo vértigo y creí que me iba a ir barranco abajo. Mientras tuve que lidiar con todo el tema de que me socorrieran (la productora se portó un 7 con los corredores de 70kms!), un amable local se ofreció a llevarme a Corralco Mountain & Ski Resort, el cual era el punto de partida y llegada. En el intertanto Cindy recorría en motonieve todo el lugar (la vidita de algunos!...). Partimos a la cafetería. Tuvimos una rica once con cosas dulces y café. Todo era muy verde y solitario. Encontramos unas casas en el árbol! (producidas). Esta noche sí que dormimos en el auto muertas de susto y con sacos de dormir hasta el cuello.
En este viaje no sacamos muchas fotos (hay unas nuestras y otras que compartió la productora), ya que yo me encontraba corriendo y Cindy estaba paseando en moto grabando videos. Pero sí podemos dar información de que hay muchos restaurants y lugares para alojar. En el caso de alojamiento, sin contar los hoteles, todo lo que consultamos bordeaba los 30 mil pesos por persona. No sabemos si este precio se mantiene en otras fechas.
Habían restaurants para todos los gustos. Nosotras en general optamos por lo acogedor y rústico, así que entramos a uno llamado Wenu-Mapu el cual contaba con comida clásica chilena y fusión pehuenche. Como era hora de desayunar, pedimos unos ricos huevitos de campo, küchen de diferentes sabores, mucho té y café (obvio). También contaban con venta de mermeladas caseras y si no mal recuerdo, de licores de la zona. Los dueños del restaurant incluso organizaban cicletadas familiares anuales. Lástima que no pudimos asistir, porque nos topaba con otros compromisos. Luego, emprendimos el camino de regreso a Santiago.